Me parece que Malle comete el error de ignorar la sutileza que se requiere para desempeñar una obra de ésta índole. Es impersonal, sin detenimiento, la cámara parece un turísta gringo que apunta y se compadece pero solo porque quisiera no ser aquel ser al que está apuntando. Sin embargo, lo que si me agrega es una nueva apreciación por la obra de Flaherty o la de O’Rourke en donde claramente existe la meditación sobre el tema a retratar, donde hay un detenimiento y una observación mayor.
miércoles, 14 de abril de 2010
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