Wiseman posa como un ente neutral desde el principio del documental, anunciando que no sabe hacia donde se dirige el tema del filme y que no lo descubrirá hasta editarlo. Sin embargo, un realizador como lo es Wiseman no puede de ninguna manera permitir que el plano venga antes que la idea. A final de cuentas es el mismo el que decide que filmar y que no, hacia donde apuntar la cámara, y eso habla de una opinión prefabricada. Podrá intentar ser objetivo pero a final de cuentas, los seres humanos no somos objetos. Somos sujetos subjetivos, y solo de esta manera puede lograr mostrar cosas tan crudas como las que nos presenta en este trabajo. Es obvio que el realizador tenía previsto descubrir imágenes fuertes y provocadoras. Pero que bien lo logra. Nos muestra un mundo desconocido para nuestros castos ojos en donde existen cosas aberrantes y de ética dudosa.
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